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‘TERCEROS PAÍSES’ EN LA U.E.

By 10 ekaina, 2014No Comments

JOSETXO LIZARRAGA
ORREAGAKO KIDEA

En unas recientes declaraciones, probablemente inducidas, el portavoz de la Unión Europea (U.E.) ha manifestado que en caso de que Cataluña fuera independiente, sería considerado como un ‘tercer país’ que tendría que solicitar su entrada para ser Estado miembro de la misma.

La manifestación es respuesta a la pregunta realizada a tal efecto por la Generalitat de Cataluña, pero es igualmente válida para nuestro caso: el de una Nabarra independiente.

La incongruente contestación del portavoz desprende un cierto tufo imperialista, y trata de evitar entrar en consideraciones más profundas que un simple ‘no’ a un problema de carácter histórico e internacional que tiene siglos de duración.

El Reino de Nabarra ocupó un lugar dentro del concierto internacional, fundamentalmente en el núcleo de los países de Europa, hasta nuestra invasión y ocupación por los Estados español y francés. Dicha invasión supone un atentado a los derechos fundamentales, en concreto al derecho de autodeterminación y legítima defensa de nuestro pueblo, ya que intenta ‘persuadirnos’ para que desistamos de contribuir a la única lucha que es políticamente estratégica en nuestro país: la lucha por la independencia.

Olvida deliberadamente el precedente alemán cuando se produjo la reunificación de las dos Alemanias. La incorporación del territorio de la Alemania del Este alteraba el statu quo interno de la entonces Comunidad Económica Europea (C.E.E.), pero una decisión política al respecto posibilitó que los miembros de la citada C.E.E. actuasen como si nada hubiera ocurrido, creando jurisprudencia favorable a los intereses y presumibles deseos de unificación de un Estado dividido.

Los Estados imperialistas ocupantes miembros de la U.E. utilizan, como si fuera la espada de Damocles, la amenaza de exclusión de la U.E. con los Estados que tienen subyugados y que pretendan constituirse en Estados libres. Lo hacen para debilitarnos en nuestro empeño y perseverancia, y sin que haya legislación europea escrita al respecto.

La declaración totalitaria del portavoz nos conduce, entre otros, a los censados en el Estado de Nabarra a la siguiente paradoja: si somos considerados como súbditos de los Estados español o francés, es decir, subyugados, somos ciudadanos de la U.E., mientras que si residiendo en el mismo lugar, ocupando el mismo puesto de trabajo y utilizando la misma moneda, somos catalogados como personas pertenecientes al Estado libre de la Nabarra histórica, es decir, como vascos, no se nos concede la ciudadanía de la UE.

Por tanto, si quiero pertenecer a la U.E. tengo que tener nacionalidad española o francesa. Si tengo nacionalidad vasca, no puedo ser miembro de la U.E. La incongruencia en la que incurre el portavoz es la de considerar que, en caso de alcanzar la independencia, el Estado de Nabarra sería un Estado nuevo, y no un Estado histórico que recupera su libertad. Dicho Estado fue admitido e integrado dentro de la C.E.E. como Estado sometido, obviamente sin su consentimiento; la pertenencia o no a la U.E. solo corresponde a un Estado libre.

Los responsables de esta situación son aquellos Estados que en su momento permitieron la incorporación a la U.E. de otros Estados que, como algunas manzanas, llevaban ‘bicho’ – por supuesto conocido – por dentro.

Un Estado libre, soberano, y que es miembro de la U.E. de una forma impuesta, tiene dos alternativas en su facultad de decisión:

a) Negociar las condiciones de la continuidad en dicho organismo para una mejor mutua adaptación, dada la nueva situación generada; pero nunca solicitar la entrada como un ‘tercer país’ que jamás ha pertenecido a la U.E.

b) Tomar la decisión de abandonar la U.E.

Hace pocos días que se han celebrado las llamadas ‘elecciones a las instituciones de la U.E.’ Todos los días y en todos los momentos del día, la brunete de los medios de comunicación de todos los Estados europeos nos han empujado a la participación en las mismas, y recabado con descaro que depositásemos nuestro voto individual, sin más consideraciones políticas al respecto.

Tradicionalmente, mi respuesta, como la otros muchos, ha sido la de no participar deliberadamente en esta especie de elecciones porque – al margen de otras reflexiones políticas que darían espacio para escribir otro artículo – lo tendría que realizar como ciudadano súbdito del reino de España, y no me considero como tal.

Hoy mi posición de no participar en esas elecciones, se siente reforzada porque la U.E., a través de su portavoz, y dejando ver con nitidez su talante imperialista al considerarme/nos miembro/s de un “tercer” país no integrado en la U.E., me/nos exime de tal compromiso.

Esta reflexión la realizo siendo consciente de que en política las situaciones son resultado de la relación de fuerzas de cada momento, y porque afecta a los intereses conceptuales de nuestro pueblo.

El objeto de la misma es pretender resaltar con nitidez las incongruencias políticas de ciertas afirmaciones y actuaciones.

La incoherente respuesta del portavoz de la U.E. es extensiva al proceder de otros agentes de nuestro ‘país tercero’, y demanda asimismo su reflexión.

http://www.naiz.info/eu/iritzia/articulos/terceros-paises-en-la-u-e